viernes, 30 de marzo de 2018

Del diario de Procastina Prístina Tomorrow



"Ya lo haré mañana y la casa sin recoger, los poemas sin escribir y los pensamientos impensables dejados para después.
Mañana será otro día y no tengo ropa limpia, ya mañana lavaré y plancharé más tarde. Hoy me envolveré en una toalla.
Buscaré un trabajo que me dé cobijo y pitanza. Y conoceré gente que me reirá las gracias, me dará palmaditas en la espalda y escuchará mis destemplanzas.
Voy a hacer una lista de todo lo que dejado por hacer, o mejor la haré más tarde o quizás lo dejaré para mañana. Hoy no es día de listas, tengo el día algo tonto. Mañana será un día de orden, concierto y sábanas blancas.
No hay nada en la despensa. La pasta tiene gorgojos. Le pediré algo de sopa a la vecina, que ella es de las de antes y su mañana fue ayer y ya tiene todo hecho.
Voy a dormir la siesta para estar mañana descansada y poder con todo lo que estoy postergando. Quizás no deba dormir ahora, quizás tampoco mañana, quizás deba hacerme un calendario invertido y así cuadrar el laberinto que se me está tatuando en la espalda
Umm eso haré, trucaré el calendario y mañana será hoy. A ver si así alivio mi conciencia y con este engaño comienzo a hilvanar mi vida, para luego remendarla ". ©


(Retrato de Ramón Casas 1899 Exposición CaixaForum Foto El Español)



domingo, 18 de marzo de 2018

María Clara Fideo

Maria Clara Fideo tenía un afán: arreglar el mundo. A Maria Clara no le arredraba la dificultad de su empresa y hacía todo lo que estaba en su mano o en las manos de gente que ella conocía. Adoraba a la gente famosa que adoptaba niños de peores mundos que el suyo y les escribía continuamente, organizaba campañas para redistribuir la riqueza esencial, que era lo a lo que ella llamaba techo, comida, ropa y libros y sobretodo, era una manifestante profesional.
Para Maria Clara no había mejor plan de sábado por la mañana que el de irse a alguna plaza a gritar en contra de las injusticias. Le valían todas y para todas tenía pancarta. Llegaba de las primeras con su equipo de manifestación: silla plegable de mochila, cantimplora, silbato, impermeable y paraguas ad hoc con siglas pintadas con canfor. Su vida era eso, buscar soluciones a los desarreglos que la vida, injusta, había procurado a mucha gente. Llegó a acumular tanto conocimiento sobre la desigualdad que elaboró una taxonomía de la injusticia que iba desde el hambre y la guerra, hasta el ínfimo beneficio que recibía el agricultor por sus nísperos. Los nísperos eran la comida preferida de María Clara y siempre se llevaba alguno a las manifestaciones, que por supuesto compartía con sus camaradas de la pancarta.
Cuando María Clara se dio cuenta de que ella sola no podía con todo, ideó un sistema que además, le daría para vivir: montó una Agencia de viajes del Manifestante. Allí pudo ofrecer paquetes turísticos con el único fin de acudir a las manifestaciones del mundo. Como ella sabía tanto del tema, la agencia fue un éxito. María Clara ganó dinero que destinó a distribuir riqueza esencial. La agencia sigue abierta, María Clara Fideo tiene una plaza con su nombre.
Se buscan María Claras para arreglar el mundo. ©
( Foto del álbum de Maria Clara remitida por sus clientas)

viernes, 2 de marzo de 2018

Estanislao Carrete

Estanislao Carrete despertó muerto, o sea no lo hizo. Se desperezó, se aseó y desayunó como cualquier vivo pero desde su nueva perspectiva inerte. El se sabía muerto pero hacía cómo que no acusaba recibo y siguió con su viva vida de muerto.
"Si no me reconozco fallecido y sigo como si tal cosa, digo yo que me dejarán en paz". Pensó Estanislao y salió a la calle.
Allí se encontró con su entierro y casi se muere del susto, porque allí estaba él, cadáver.
- ¡Que no soy yo! !que yo estoy vivo! " gritaba de puntillas, haciendo un altavoz con las manos, impostando la voz...de todas las formas posibles para que pudieran oírle.

Nadie parecía percibir su presencia y eso que su ausencia era el motivo de la fúnebre reunión.

Estanislao se cansó de tanto aspaviento a grito pelado y se sentó en el bordillo de la acera.
-¿No te hacen caso?, le preguntó una señora con gesto de estar mascando pipas.
- Pues, no, ya no sé cómo sacarles de su error. Yo estoy vivo, como usted
-Bueno, yo viva, viva, no sé cómo decirle. De mí no se acuerda ni mi gato, así que estoy como muerta.
- ¿De usted se acuerda alguien?
- Pues no sé.
- Observe. Si mencionan su nombre, sus hábitos o sus manías. Seguirá usted vivito y coleando. Si no, estará usted a punto de desaparecer de entre los que se jactan de seguir con vida.
- O sea que solo estamos vivos mientras lo estamos para los otros.
- Algo así, el olvido es la muerte, no al revés como dice la canción. No hay más. ©