La vida según Viviana consistía en hacer dos veces todo lo que a ella le agradaba. Así, se volvía a la cama después de desayunar, hacía cola de nuevo en la noria, volvía al teatro a ver la misma función en el asiento de siempre, compraba dos pares de zapatos iguales y comía postre como primer y segundo plato. Viviana era una mujer predecible.
La plenitud la alcanzó casándose con un par de gemelos: Tiberio y Críspulo y lo hizo en dos días seguidos con cada uno. No le resultó difícil engañar al párroco que era desmemoriado y gustaba tanto de bodas, que no percibió que en los dos casamientos que había celebrado solo habían mudado vestido de novia y contrayente.
Como además era una mujer superlativa y exagerada, el día que descubrió que bebiendo mucho, veía doble, se volcó en el alcohol y cuando quiso ser madre se empeñó en tomarse todos los potingues posibles para serlo de gemelas. Pero de esta no saldría indemne porque tanta pócima ingirió que murió envenenada por ella misma y su doble obsesión.
Sus maridos, queriendo congraciarse con su espíritu que imaginaban con dos cabezas, celebraron el óbito dos veces deshaciendo la primera sepultura. Cuando por fin creyeron poder enterrar la fantasía de Viviana, desenterrándola para volver a hacerlo; comprendieron el afán de su esposa. Todo estaba ahí, en sus pies desnudos. Los esquivos pies que a nadie había dejado contemplar.
La madre de la difunta, obsesionada conque Viviana se sintiera sola, le había encastrado dos espejos en las uñas de los dedos gordos de los pies. Así consiguió que Viviana se sintiese doble y acompañada cada mañana nada más meterse en la ducha.
Cosas que hacen las madres que no soportan su propia ausencia....
(Retrato de Viviana y sus dos maridos de www.todocolección.net)
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