sábado, 5 de enero de 2019

Camelia Butifarra

El mundo se divide en tres tipos de personas, los indiferentes a la pasión: aquellos que nunca sienten ni padecen; los apasionados: los que sienten y expresan, se emocionan, celebran y quieren repetir pero poco a poco y el tercer grupo algo más reducido del que solo forma parte Camelia Butifarra. Camelia es distinta porque siente más pasión que nadie y la siente a todas horas. Ella vive al cien por cien todos los hitos de la vida por pequeños o grandes que sean: un semáforo en verde, encontrar la tijeras, que gane su equipo de fútbol, ir a la peluquería, encontrarse con sus amigas....Camelia sentía tanto por todo que no estaba preparada para la ración extra de pasión que le produjo enamorarse; algo que no le había ocurrido antes porque sus otras pasiones le habían abarrotado siempre su inabarcable almacén de generación de sentimientos máximos. Camelia conoció a Genaro en un parque urbano mientras ambos dispuestos a "cuatro patas" intentaban identificar tréboles de cuatro hojas. Para Camelia la búsqueda del resorte que le produjera una emoción diferente era el reto diario. Para Genaro no, en realidad no buscaba tréboles sino un botón, pero no se atrevió a contradecir a Camelia que vio en aquella "búsqueda gemela" la señal indiscutible de un nuevo lance, un nuevo logro con el que inundar su almacén de emociones. A Genaro le pareció que Camelia tenía gracia y como andaba algo "tristón" se dejó llevar por el torbellino. Ambos dieron libertad a sus instintos y terminaron rebozados en tréboles y prácticamente enamorados. Tuvieron que arrancarse los tréboles incrustados en sendos cuerpos el uno al otro y lo hubiesen hecho hasta terminar sino fuera porque Genaro descubrió un trébol de cuatro hojas en un diente de Camelia que, efectivamente, les cambió la suerte. Desde aquel momento el mundo se dividió en tres grupos de personas: los ajenos a la pasión, los apasionados por ratitos, y Camelia y Genaro: entregados a una pasión que con el tiempo se convirtió en el grupo principal entre los tres mencionados y cambiaron el mundo. Yo, por ejemplo tengo a Camelia Butifarra en un marco y sigo sus dictados. A Genaro se lo dejo todo para Camelia que muy agraciado no me resulta.

En el retrato Camelia Butifalla y Genaro con la pasión agotada por los años regalados



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