sábado, 5 de junio de 2021

El retortero sentimental

 


Secundina Florianópolis tenía todas las rendijas cubiertas y no había dolor que no tuviera previsto. Ella, fiel seguidora de la prevención y el  «por si acaso», estaba convencida de que no se toparía nunca con una pena tal, que hiciera mella en su alma. Secundina vivía tranquila porque lo de «entre susto y susto» había pasado a la historia. Ella, en su trinchera imaginaria, no había catado pasión alguna a sus treinta y tres años  porque, fiel a su íntimo mandato, cada vez que alguno de sus lances amorosos amenazaba delirio, ella salía huyendo. Secundina se sentía a salvo y ajena a esa tontería de las mariposas en el estómago. Sin embargo una cosa que sí necesitaba nuestra cobarde profesional era alguna lisonja de cuando en cuando. Por esta razón tenía una agenda repleta de candidatos que denominaba «El retortero sentimental». Una colección de amantes teóricos con los que había tenido una inocua relación que le había llenado un día o dos. Secundina seguía feliz en su balsa de cortapisas. No quería sentir para no sufrir y para eso acortaba las relaciones para no llegar al nivel de la pasión. No quería más para no destartalarse, para no suspirar por amor y por encima de todo para no perder el rumbo. Toda una declaración de intenciones, que no tenía en cuenta a la otra parte a la que, normalmente, dejaba «a punto de caramelo» (ya que era una mujer muy guapa), que se fue al traste el día que, necesitada de renovar su ajuar metálico, acudió a una tienda de sartenes. Allí, al sentirse retratada, bajó la guardia, momento en el que el dependiente, Oswaldo, le declaró su secreta pasión y ella, entre sartenes, sucumbió. Ya en casa fue llamando a cada integrante de su «Retortero sentimental» y subsanó la histórica ausencia con un par de revolcones por cabeza  Secundina dejó de ser el anhelo de nadie y su modelo de sartén: «aquí y ahora» les hizo ricos a ella y a Oswaldo, al que nunca le importó compartir a Secundina porque, sabio, supo que «la gestión del despertar de la pasión de Secundina», no podía ser gesta para uno solo.

 

En la foto Secundina con su producto en su casa. Afortunadamente para ella, no compartió sufrimiento alguno con las mujeres de  #Ceciliayotrasmujeres quesecreyeronmuertas publicado con @librosindies en donde se tejen otras historias de intriga y dolor aunque también y como si de una salsa agridulce se tratara, se cuela alguna risa.



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