La mala suerte es que me he dado un porrazo y me he roto un hueso.
La buena suerte es que vivimos en el siglo XXI y los huesos se arreglan en un plis plas.
La mala suerte es que el hueso roto está justo en la rodilla y lo de caminar ha quedado en espera por un tiempo al que llamo "Pequeño".
La buena suerte es que he conocido la profesión de camillero y me he quedado gratamente impresionada. Sobretodo de uno.
La buena suerte es que me he hecho íntima de Paciencia y solo me da buenos ratos.
La buena suerte es que ésta ha decidido echar a la mala suerte.
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