Melquiades Torrija , harto del pan de siempre y en un alarde de innovación, se presentó a un concurso de panadería creativa con su obra: pan de huesos de aceituna. Cada una de las piezas debía ser degustada por los cien miembros del jurado. Melquiades los dejó a todos con algún diente roto. Le echaron del acto pero antes de salir alguien le agarró del brazo, era Mariano Colibrí el dentista del pueblo que además de enamorarse perdidamente vio en él un océano de posibilidades.
Hay alianzas que nos dan y nos quitan ©
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